miércoles, 12 de agosto de 2009

Sin remedio amanece




Pone la luz su mano de calidez translucida
sobre la tierra fría. Vuelve la luz de nuevo
a sembrar su mirada de espejo
y llenar de contrastes la inercia de las cosas.
Y al unísono laten el árbol y la nube,
la dura piedra, y el pájaro que pasa.
Pone la luz su semilla en la vida
y todo se hace carne sonora y singular,
cuerpo común, todo y uno.

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